La investigación sobre la destitución del director ejecutivo de OpenAI está a punto de finalizar

WilmerHale, una importante firma de abogados estadounidense, está lista para finalizar una revisión detallada del director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, y su destitución de la startup de inteligencia artificial a fines del año pasado, dijeron dos personas familiarizadas con el proceso.

La investigación, una vez completada, podría proporcionar información sobre lo que sucedió detrás de escena entre Altman y la antigua junta directiva de OpenAI, que lo despidió el 17 de noviembre antes de reintegrarlo cinco días después. OpenAI, valorada en más de 80 mil millones de dólares, ha provocado un frenesí en torno a la IA y podría ayudar a determinar la dirección de esta tecnología transformadora.

Altman, de 38 años, ha dicho a la gente en las últimas semanas que la investigación está llegando a su fin, dijeron dos personas familiarizadas con el asunto. Los resultados podrían informarse a la junta directiva de OpenAI a principios del próximo mes, dijeron las personas, que hablaron bajo condición de anonimato debido a acuerdos de confidencialidad.

OpenAI se negó a hacer comentarios. WilmerHale no respondió a una solicitud de comentarios.

Los investigadores han pasado los últimos tres meses interrogando a los empleados y ejecutivos de OpenAI después de que su anterior junta directiva dijera que ya no confiaba en la capacidad del Sr. Altman para dirigir la empresa, dijeron las fuentes. La junta dijo que Altman no había sido “consistentemente sincero en sus comunicaciones”, pero no proporcionó detalles.

En privado, la junta expresó su preocupación de que Altman no estuviera compartiendo todos sus planes para recaudar dinero de inversores de Medio Oriente para un proyecto de chip de IA, dijeron personas conocedoras del tema.

Después de ser destituido, Altman luchó duramente contra algunos directores de OpenAI para ser reinstalado como director ejecutivo. Ganó pero hizo concesiones. Estuvo de acuerdo en que OpenAI contrataría un bufete de abogados para investigar su destitución y no recuperó su puesto en la junta directiva de la empresa. Pero logró reorganizar la junta, eliminando a dos miembros y añadiendo otros dos.

OpenAI casi implosionó durante la crisis de liderazgo, poniendo en peligro una posible ganancia inesperada para sus inversores, como Microsoft, y sus empleados. En los meses transcurridos desde la reinstalación de Altman, los funcionarios se han apresurado a contener las consecuencias, aconsejando a los empleados que guarden silencio sobre cualquier posible disidencia por temor a poner en peligro la suerte de la empresa.

OpenAI es considerado líder en IA generativa, una tecnología capaz de generar texto, sonidos e imágenes a partir de indicaciones breves. También es una de las muchas empresas que aspiran a construir inteligencia artificial general, o AGI, una máquina capaz de hacer cualquier cosa que el cerebro humano pueda hacer.

Meta, Google, Microsoft y otros también están compitiendo para desarrollar dicha tecnología. Los ejecutivos de estas empresas creen que AGI revolucionará la industria de TI, así como la economía y la fuerza laboral global.

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